Federico Andrade - Selva Orfila

Agosto 2008

 

En su ensayo sobre la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamín propone el concepto de “inconciente óptico” para referirse a las dimensiones que pasan desapercibidas al ojo consciente educado en la civilización de la representación. La fotografía y toda otra serie de dispositivos tecnológicos hacen posible la percepción de aquello que no puede ser visualizado de otra forma. De este modo, gracias a estas mediaciones técnicas se hace visible lo no visible y lo no visto se integra al imaginario. Las tecnologías no sólo construyen imágenes sino también a los sujetos que las hacen propias. Analógica y digital, la muestra Inconciente Óptico, hace tangible algunas de las discusiones benjaminianas, al ofrecer unas imágenes producidas a través de prótesis tecnológicas de complejidad radicalmente diferente donde el espacio se hace tiempo y el tiempo espacio. Orfila trabaja con una cámara estenopeica, una cámara sin objetivo donde la imagen surge cuando la luz que penetra dentro de una cámara oscura por un pequeño agujero —el estenopo— impacta sobre una película fotosensible. Esta cámara permite obtener imágenes con una profundidad de campo infinita. Andrade, experimentando con técnicas digitales, ya no precisa modificar la luz o el soporte material de la fotografía sino que sintetiza una imagen a través de la manipulación de píxeles. Partiendo de la práctica fotográfica e incorporando influencias de otros lenguajes como la pintura, el cine y los medios digitales, en sus imágenes, realidad, simulación y artificio conviven simultáneamente.

 

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